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Carta y plan del señor general don Gabriel Durán
(Estado de México, 1 June 1833)
Plan de Huejotzingo
(Puebla, 8 June 1833)
Pronunciamiento del ayuntamiento de Texcoco
(Estado de México, 9 June 1833)
Acta del Mineral de Nieves
(Zacatecas, 17 June 1833)
Pronunciamiento de las tropas de Matamoros
(Tamaulipas, 19 June 1833)
Acta de la villa de Chilapa
(Guerrero, 20 June 1833)
Pronunciamiento del ayuntamiento de Matamoros
(Tamaulipas, 22 June 1833)
Acta de la villa del Carmen
(Yucatán, 25 June 1833)
Artículos propuestos por la guarnición de Querétaro al general José Antonio Mejía
(Querétaro, 25 June 1833)
Acta del pueblo de San Felipe del Obraje
(Estado de México, 26 June 1833)
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August (1)
October (2)
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Manifiesto del general Lino Alcorta

Author: Lino Alcorta

Date published: 20 June 1833
Document text:

Manifiesto del general Lino Alcorta, jefe de la división de los estados internos de oriente en defensa de la religión, en contra del despotismo y en favor de la regeneración, 20 de junio de 1833

Militares:

El pronunciamiento que habéis hecho es el mismo que el memorable año de 1821 nos librara del yugo feroz de los iberos. ¡No es exageración! De tal manera la subdivisión del poder relajará la disciplina del súbdito de la ley, obstruyera los manantiales fecundos de la riqueza entregada en manos peor que muertas que desperdician cuanto dilapidan, y desatendiera el bien y felicidad común y la seguridad individual; que muy en breve seríamos presa del primer aventurero o ambicioso sin quedarnos ni más patria ni más libertad que llorar en secreto nuestros extravíos.

Aún hay tiempo de remediarlo todo si despreciáis con energía los lamentos de los desnaturalizados y corrompidos demagogos que por sostenerse en puestos que no han sabido ocupar y merecer, todo lo tergiversan y lo interpretan; y si camináis con rectitud por el sendero que veis trazado en el plan que habéis sellado con vuestra firma y más que todo con nuestro noble entusiasmo y juramento. Comportaos con el honor y bizarría que tenéis de costumbre, acreditad vuestra disciplina e instrucción como con tanto empeño y severidad lo hicisteis en la gloriosa jornada de Iguala a México, y admitid como entonces a vuestro lado y en vuestra misma fila al ilustre patricio, al rico, al pobre y aun al sacro ministro que corrieron a ayudaros al noble fin de salvar la patria. Llamadlos, ahora, y recordad al compañero viejo veterano, extraviado por la deserción, sus deberes, la necesidad de sus servicios felices y momentos tan dichosos en que una sola idea nos unía y alentaba, multiplicando los triunfos y las glorias.

Se acabaron los partidos, se acabó la guerra de persona, y muerdan ya la tierra de coraje los miserables, los indignos y espurios miembros que abusaron de vuestra sencillez a haceros instrumentos de sus infamias, y subir por escalas de víctimas sangrientas a asaltar el trono augusto de la del merecimiento ¿No percibís como lloran sobre la presa que han destrozado, y de qué manera aun invocan patriotismo al grito horrendo de la venganza que desean; la libertad al tiempo de ejercer el más cruel despotismo?

Decid honrados habitantes, milicianos cívicos, parte ocupada e industriosa de la sociedad, ¿qué es lo que os pasa? ¿Por qué motivo justo y racional se os arranca de vuestro hogar, de vuestro estado, de los brazos mismos de la cara esposa, del halago dulce de vuestros tiernos hijos? ¿Cuándo habéis vuelto teñidos con la sangre de vuestro hermano, o llorando la pérdida del pariente, del amigo, del compatriota?; ¿habéis encontrado como la dejasteis, vuestra casa, vuestra amable familia, vuestra labor o taller? jAy! ¡Cuánto tenéis que echar de menos! Tal vez la hija extraviada, la esposa prostituida y ¿por quién? por el que se empeñó en alistarnos solo para quitaros de enfrente a fin de lograr sus miras ¿Y aun os harán creer que hay libertad, y que gozáis derechos, cuando hasta la queja del dolor se os impide? Volad pues al remedio que aun es tiempo, y a fe que será vuestra última fatiga, haciendo desparecer tanto mandarín inepto y ambicioso; tanto esbirro insidioso y perseguidor: corred, volad a su castigo.

Llegó el tiempo de la regeneración: la requiere ejecutivamente la defensa de la religión santa de Jesucristo y de los justos derechos y goces pactados por el ejército, el respetable clero y el pueblo el año de 21, que han querido derogar y desquiciar mil corifeos, muchos que se llaman ilustrados e iluminados, todos ellos viciosos, haraganes, ladrones en fin y usurpadores del trabajo afanoso con que lográis el sostén de vuestras casas.

Por fin, militares y paisanos honrados, esta abierta la puerta del templo de la felicidad común, encaminémonos hacia su quicio augusto, y unidos, estrechamente unidos, demos al mundo entero pruebas de decisión y fraternidad, e ideas seguras de que no somos indignos de gozar los óptimos frutos de nuestra cara y dulce independencia. Así lo espera vuestro afectuoso compatriota, vuestro mejor amigo.

Pacto de Matamoros, 20 de junio de 1833.

Lino T. Alcorta

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Pronunciamiento de las tropas de Matamoros