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Plan de San Luis Potosí
(San Luis Potosí, 5 August 1832)
Plan de Guadalcazar
(San Luis Potosí, 5 August 1832)
Acta de la fortaleza de San Diego
(Guerrero, 11 August 1832)
Pronunciamiento de la guarnición de Acapulco
(Guerrero, 12 August 1832)
Acta de lo acordado en la junta de guerra de Matamoros
(Tamaulipas, 17 August 1832)
Acta de adhesión de Boca del Río Bravo
(Tamaulipas, 19 August 1832)
Acta de Brazo de Santiago
(Tamaulipas, 19 August 1832)
Pronunciamiento de Matamoros
(Tamaulipas, 19 August 1832)
Acta de adhesión de Hacienda de Palo Blanco
(Tamaulipas, 21 August 1832)
Proclama de José de la Cuesta
(Jalisco, 22 August 1832)
September (7)
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Manifiesto del ciudadano Juan Álvarez a la división del sur por el plan de Santa Anna, 12 de agosto de 1832

Author: Juan Álvarez

Date published: 12 August 1832
Document text:

Manifiesto del ciudadano Juan Álvarez a la división del sur por el plan de Santa Anna, 12 de agosto de 1832

Compañeros de armas y amigos:

Cuando los autores del Plan de Jalapa aprovechándose de las circunstancias en que se encontraba la República, lograron derrocar un gobierno legítimo para sobreponerse ellos y disponer de los destinos de la patria: vosotros fuisteis los primeros que el 15 de marzo de 1830 levantasteis el estandarte de la libertad, reclamando el cumplimiento de la misma Constitución y leyes que los tiranos habían tomado con vilipendio por divisa. Los mexicanos conocieron la justicia y legalidad de nuestras peticiones, pero ya sean los cansados choques de los años anteriores, o ya embriagados por la lucha gloriosa que acababan de tener con los españoles en Tampico, toleraron esta agresión en obsequio de la paz, creyendo que los tiranos agradecidos, no se apartarían del sendero de la moderación y de la ley, y así es que habiendo quedado vosotros casi aislados y vuestros enemigos con sobreabundantes elementos de fuerzas y socorros, sostuvisteis por catorce meses una lid desigual y gloriosa en la que brillaron vuestro valor, entusiasmo, y sufrimiento hasta que yo mismo os rogué repetidas veces depusieseis las armas para empuñarlas en ocasión más favorable, conociendo las víctimas infructuosas que entonces se inmolaron.

La nación experimentó los amargos frutos de su tolerancia pues no encontrando el gobierno intruso oposición alguna, desplegó las baterías de que se hallaba poseído, pudiendo dar lecciones al mismo Maquiavelo en su prodigiosa variedad para ejecutar maldades y hechos atroces, desconocidos hasta ahora en el antiguo territorio de los aztecas. El derecho de gentes, la libertad del hombre y del ciudadano, la seguridad individual, en fin sus garantías y pactos más sagrados en la sociedad fueron borrados del club ministerial y recibiendo de este la moral pública a cada paso puñaladas mortales, se tenía por objeto, sin duda transformar a la federación mexicana en alguno de los imperios esclavizados de la Asia. El día de hoy es de júbilo y por lo mismo no os recodaré el catalogo de las infamias cometidas por un gobierno tan justamente aborrecido: con solo que volváis los ojos a Valladolid, a San Luis Potosí, a Puebla y Veracruz, veréis hervir la sangre todavía de los insignes patriotas que perecieron por las más negras perfidias; y cuando no tuviéramos otra causa para movernos que pedir justicia para los criminales que sacrificaron con gran vileza a la víctima de Cuilapan, estoy cierto que el mundo entero justificará nuestro pronunciamiento.

Penetrado el vencedor de Tampico de la justa revolución de los surianos, se decidió por la causa, y puesto a la cabeza de la guarnición de Veracruz proclamó la destitución del gobierno intruso y el cumplimiento de la Constitución y leyes, y esta voz ha sido ya secundada por la mayor parte de los estados y el ejército, ¿y en estas circunstancias seríamos fríos espectadores de una revolución que ha nacido de entre nosotros? No por cierto; la misma voz del general Santa Anna dada en Veracruz le ha secundado en Tecpan y el resto de la costa, esta misma se ha dado ayer en esta plaza y ella cundirá con violencia hasta la capital, de modo que en breve tiempo quedaban los tiranos sumergidos en el abismo que se han labrado por sus maldades.

Soldados: yo me congratulo con vosotros por el feliz éxito de nuestro pronunciamiento y os vivo reconocido por vuestra moderación y comportamiento militar, pues en el movimiento general de la costa y esta plaza, no solo no ha perecido nadie sino que en medio de la alegría pública tampoco se ha oído una queja que la acibare. Con esta conducta y vuestro conocido valor y constancia triunfaréis muy en breve de nuestros enemigos, y la nación entonces reconocida, a más del laurel con que os ha galardonado, añadirá el olivo de la paz que habéis restablecido.

Acapulco, 12 de agosto de 1832

Es copia de su original, Acapulco, agosto 20 de 1832.

Juan Álvarez

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Pronunciamiento de la guarnición de Acapulco