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Observaciones sobre la mala conducta de los oficiales del coronel Álvarez

Author: Anonymous

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Observaciones sobre la mala conducta de los oficiales contenido en el pliego que antecede, con expresión de los pueblos donde viven, 1832

El coronel Álvarez, es público y notorio lo que posee: hombre que siempre ha engañado al gobierno sobre fines particulares y además de ser el que miran como padre los coyuqueños, tiene un prestigio desmedido en los pueblos de Tixclamingo, Tepetixtla (a donde vive en su rancho), Texca, Atoyac, Savana, Cacahuatepec y los dos ejidos, viejo y nuevo de esta tierra, pueblos que no escuchan otra voz más que la de él.

El teniente coronel Aragón que se le sigue vive en Cacahuatepec donde aquellos indígenas le tributan las mismas consideraciones que a Álvarez: en la última revolución, este fue un caudillo, e hizo los mayores excesos.

Los capitanes Joaquín Margara (a) Comino, Faustino de los Santos y el teniente D. Clemente Isidoro, retirados y dispensos, y el capitán sin despacho y sin sueldo Juan Pedro Cortez, y teniente de la misma suerte que su hermano Feliciano Cortez; viven en el mismo pueblo y cuadrillas de Cacahuatepec, su conducta es de las malas, maliciosas, no conocen la moral cometen los mayores desórdenes y como andan siempre en los bosques, quedan impunes sin delitos; oyen sólo la voz del teniente coronel Aragón, a quien ayudan con su prestigio y son de los que en la revolución del coronel Suarez se distinguieron en sus iniquidades.

El capitán retirado y dispenso D. Prudencio Martínez la nivela con los Cacahuatepec y es de tanta confianza de Álvarez que, en la revolución después de muerto Polanco, lo hizo su segundo vive en San Gerónimo y visita a Atoyac [ilegible] de inmediato a Tecpan. Actos igual clase D. Lucas Girón está avecindado en Atoyac y no es de los menos perversos.

El de la misma clase D. Nicolás Romero, vive en Zacatula y posee las circunstancias que los relacionados.

Los capitanes don Pedro Rodriguez y José Rodriguez viven en Petatlán: el primero es el que sirve de secretario al Sr Montesdeoca es muy borracho, hombre de mala fe asesino a mano ajena y al que va muy a la mano en aconsejar mal al citado Sr Montesdeoca y a otro D. Pedro que como al que se le sigue y a los Sres. D. Francisco Rodríguez, D. Lucas Evangelista, D. Benito Atilano, D. Julián Vargas y Gregorio Candelario, que viven todos en Petatlán se quitasen de ahí aquellos habitantes serían menos malos y los tumultos, heridas y asesinatos que se adviertan deberían de cesar.

El teniente Silverio [ilegible] es de Tecpan y ahora lo tengo preso en esta fortaleza, es perversísimo y de los que no obedecieron al llamado que les hizo el gobierno una vez. El de igual clase D. Gerardo Olea es un hombre facineroso, ladrón que en la revolución última asesinó en el Marquez a un teniente coronel de la república de Colombia, que por enfermo y falto de recursos no pudo emigrar de esta plaza: vive en la Savana y es tan malo como el [ilegible] de infantería Manuel Olea y es la misma clase de caballero de Mariano Ramos que aún anda con una gavilla de facinerosos en el bosque; del mismo puesto de la Savana.

El teniente D. Dionisio Suárez, subtenientes D. Antonio de la Luz y D. Crecencio Lugo, son los cabecillas de los facciosos del pueblo de Texca, los que sólo oyen la voz de Álvarez, cuyos indígenas, así como de Tlixtancingo donde reside el [ilegible] Mayo con [ilegible] perversísimo y los que [ilegible]. El capitán D. José María Lemus y subteniente D. Simón Martínez viven en el [ilegible] de San Nicolás perteneciente a Coyuca: de los dos ninguno es bueno y el segundo que es el menos malo, fue el que el año de 1827 [ilegible] en la tesorería marítima de este puerto [ilegible] porque no hubo dinero para darle una porción, y cuyo delito jamás fue castigado, acompañaron a Álvarez en la revolución.

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Convenio entre Nicolás Bravo y Juan Álvarez