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Manifiesto del comandante general de las armas del departamento de Oaxaca

10 March 1854

Region: Oaxaca

Pronunciamiento text

Manifiesto del comandante general de las armas del departamento de Oaxaca, a sus subordinados, 10 de marzo 1854

Compañeros:

Cuando S.A.S. el general presidente, celoso siempre del buen nombre de México, y empeñado en sostener la independencia nacional, se propuso contener las avanzadas pretensiones de los aventureros de la Baja California, haciendo marchar al Sur una sección respetable para frustrar los depravados planes del Conde Raussutt y Walker que intentaban apoderarse del puerto del Acapulco, el ingrato ex-general D. Juan Álvarez, traicionando a su deber como soldado, olvidando su calidad de mexicano y que la patria es primero que todo, se sustrajo de la obediencia del supremo gobierno de la nación, pretendiendo impedir el paso de sus mismos hermanos; y sin proclamar principio alguno político, ha enarbolado el estandarte de la rebelión.

Esta conducta infame, esta conducta indigna de todo mexicano, y más que todo, de un jefe de ejército, no debe quedar impune. Nuestros compañeros están ya próximos a castigarla, y muy en breve la paz que momentáneamente se ha turbado, será reestablecida.

Sin embargo, si por desgracia algunos incautos y desnaturalizados mexicanos, seducidos con lisonjeras ofertas, intentaren secundar tan horrible atentado, no vacilemos en reprimirlos y en vengar los ultrajes de la patria.

Camaradas: Las armas que portamos y que la nación nos ha confiado, no deben servirnos para desgarrar sus entrañas y entregarla en manos de sus enemigos. Lo sabéis, y cien veces lo habéis acreditado en el combate.

Si el ex-general que en el Molino de Rey por su inobediencia y cobardía proporcionó a México un día de luto, quiere hoy consumar su traición abriendo el paso de yankee por el puerto de Acapulco, el ejército mexicano jamás lo consentirá.

Compañeros: mil veces morir antes que tolerar tan inaudita traición. Derramamos hasta la última gota de nuestra sangre para castigar ese crimen.

¿Quién no se siente lleno de la más justa indignación al contemplar la perfidia del tirano del Sur?

Mis amigos: Juremos en las aras de la patria exterminar a los traidores. Que un solo sentimiento nos anime, que una sola sea nuestra divisa. ¡Guerra a muerte a sus infames enemigos! Morir o vencer: triunfar o sucumbir con honor! Agreguemos una nueva gloria a las que tantas veces ha conquistado el soldado mexicano, y sean cuales fueren los peligros, siempre estará a vuestro lado quien se honra con ser vuestro jefe y compañero.

Oaxaca, marzo 10 de 1854.

Ignacio Martínez.

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