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Reacción al pronunciamiento de Pechucalco

28 November 1837

Region: Tabasco
Place: San Juan Bautista

Pronunciamiento text

Reacción al pronunciamiento de Pechucalco, 28 de noviembre de 1837

Los enteros enemigos del orden, han visto a su pesar, de la manera más convincente, que los folletos que en cada correo vienen de México, exhortando a la revolución, no han podido fascinar a este numeroso pueblo. Tan amargo desengaño han recibido ayer tarde, con motivo de una carta que se puso en manos del E.S. comandante general en que se aseguraba que en pueblo nuevo de Pechucalco había tenido lugar un pronunciamiento, secundando el tremendo grito de federación; añadiéndose que los pronunciados se marchaban para esta capital, a virtud de que habían obrado en combinación con algunas personas influyentes de ella. S.E. no dio el menor crédito a semejante noticia, fundado en que ya la habría sabido por otros conductos, encargados de participar por extraordinario esta clase de ocurrencias; pero accediendo a las insinuaciones de respetables individuales, que daban por cierto el pronunciamiento, fundados en datos y antecedentes que no deben despreciarse, dictó las providencias militares que creyó bastantes a rechazar o sofocar cualquiera movimiento que se intentase. La artillería fue distribuida en varios puntos; Las tropas se acuartelaron; se pusieron extraordinarios y se adoptaron medidas muy propias de las circunstancias. Alarmada la capital con semejantes disposiciones, unos se presentaban voluntarios ofreciendo sus servicios otros, pretendían ser empleados en comisiones arriesgadas; y muchos pedían armas para incorporarse a la guarnición. Sin que se hubiera dado el toque de la generala, ni hecho por la plaza ningún otro sentido de guerra, se presentaron los jefes y oficiales de los cuerpos a recibir órdenes de la comandancia. El Barrio de la Punta que fue el primero que en la última revolución de la Chiapas, formó una compañía de voluntarios de patria para sostener el orden, proclamó por su comandante al teniente retirado D. Juan Ricoy, secretario de la Excma. junta departamental. Los señores Elys y Colcman, cónsules de Francia, y los Estados Unidos del Norte, hicieron una demostración de sus sentimientos políticos a favor del supremo gobierno, y ofrecieron enarbolar sus respectivos pabellones. Faltaban artilleros para el servicio de un cañón que fue colocado en el cuartel de la Encarnación; y el práctico del puerto D. Domingo Vilela y cinco marineros, se presentaron gustosos a desempeñar tal servicio.

El señor comandante general, al presenciar la heroica resolución de un pueblo entusiasmado por defender sus hogares y sus leyes: lleno de la mayor satisfacción y confianza, dispuso que las tropas solo cubriesen los puntos más importantes de la plaza, y que el mismo pueblo se encomendase la custodia de la capital con el servicio de rondas, patrullas y avanzadas. Se pidieron armas para el efecto; se dieron las necesarias y se previno por S.E. que a la señal de un cañonazo en el cuartel del caballería, y otro en el principal, ocurriesen a su alojamiento los voluntarios para que fuesen armados y organizados. Desde las diez de la noche comenzó el pueblo a cumplir con su deber. Una de sus patrullas, con música a la cabeza, contribuyó a la alegría con que todos rondaron la capital. El señor prefecto interno D. Manuel Antonio Méndez, con su notoria actividad cumplió con todos las órdenes del gobierno excediéndose en una de ellas, pues con los auxiliares que lo acompañaban, avanzó hasta el pueblo de Atasta, poniendo en movimiento, a aquellos indígenas, en el concepto de que por ese rumbo vendrían a atacarnos los pronunciados de Pechucalco.

En fin, todo cuanto ha pasado en la noche, parecía más bien un anuncio de fiestas públicas de regocijo, que un preparativo de guerra en que ciertamente se derramara la sangre preciosa de los tabasqueños. Son las diez de la mañana, y aun no es tiempo de que regresen los extraordinarios, con la confirmación de lo que realmente haya habido por Pechucalco. Las partes oficiales recibidos por la prefectura, y el que ésta ha dado al gobierno departamental, se refieren a que no hubo el menor desorden por el pueblo, y a que, a pesar de la exaltación con que algunos individuos intentaron la prisión de varias personas bien marcadas, por hallarse firmes en las filas del sansculotismo, respetaron y obedecieron las órdenes repetidas del Sr. Gutiérrez, para que en manera alguna hubiese persecución por parte del pueblo y la autoridades.

Los tabasqueños que en todas ocasiones y en la presente, hemos acreditado nuestra decisión por sostener el orden y obedecer ciegamente al actual señor gobernador protestamos de nuevo que jamás nos opondremos a ninguna de sus disposiciones; pero S.E. nos permitirá indicarle; que si hubo conatos para poner en seguridad a ciertos hombres turbulentos, era imposible que la capital ni todo el departamento, y aun a la República entera, hubiera desaprobado semejante procedimiento. Esos mismos hombres, lo repetimos, son los únicos que, sino ha sido ahora, tarde o temprano van a figurar en las escenas de cualquier revolución que aparezca. Hoy son los más activos agentes de ella: critican las operaciones del gobierno; inventan las más groseras imposturas; diseminan la cizaña para producir odio; y disensiones; se reúnen secreta y públicamente para brindar por los héroes de su facción, o de La Acordada; y fomentan la circulación de los impresos que más propenden a constituir al pueblo sobre la anarquía, entregándolo al desenfreno de todas las calamidades civiles. Sigan pues esos mismos hombres, burlándose a los consideraciones que no merecen, búrlense enhorabuena de la presente administración y de ciertas circunstancias a cuya sombra cantan el triunfo de la impunidad; pero... ¡Cuidado malvados, con la suprema ley de la sociedad, que es la conservación del pueblo: ley anterior a todos los derechos de los principios y gobiernos constituidos; ley que sobrevive al despojo que sufren estos en su poder. Ley que permanece en medio de la usurpación: ley en fin que subsiste mientras subsista la sociedad!

San Juan Bautista, noviembre 28 de 1837.

San Juan Bautista de Tabasco, 1837.

Imprenta del gobierno dirigida por Trinidad Flores

Context

This is a representation which, not unlike a pronunciamiento de rechazo, was launched to make publicly known that the authorities and population of San Juan Bautista in Tabasco supported the government and were opposed to the federalist pronunciamiento that had allegedly been launched in nearby Pechucalco. The document outlines how the people of San Juan Bautista prepared for a possible attack from the pronunciados of Pechucalco. One cannot help being amused by the fact that, in acquiring a certain festive spirit (there is mention of a music band), the preparations to defend the town felt more like “un anuncio de fiestas públicas de regocijo, que un preparativo de guerra en que ciertamente se derramara la sangre preciosa de los tabasqueños.”

WF

Notes

Colección Josefina Z. Vázquez/Planes y Documentos, Archivo Histórico del Colegio de México, Caja 13.

Del Tribuno de Tabasco, 00462 exp.1254.

Transcribed by Natasha Picôt and Revised by Will Fowler.

Pronunciamiento grievances

Local (pro-government)

Reactive

Military (regular army)

Civilian

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